“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.” (Génesis 1, 27). El hombre, al que la Biblia sitúa en el centro del universo, siempre ha intentado superar las adversidades. Desde las primeras civilizaciones, hay constancia de diferentes estrategias para hacer frente a múltiples procesos patológicos. Los papiros egipcios donde se describían recetas y fórmulas mágicas fueron, para la época, lo que ahora son los modernos artículos científicos que publican revistas biomédicas. La idea que persiguen investigadores y médicos es frenar los trastornos relacionados con el envejecimiento, como el cáncer o la enfermedad cardiovascular, o conseguir repuestos eficientes para reemplazar tejidos dañados. Esa es la finalidad de múltiples estudios de terapia celular y la última iniciativa viene de la mano del cerdo. Varios grupos de investigación están apostando por este animal para que sea la fábrica donde se generen órganos humanos listos para trasplante, pero la propuesta más innovadora, y prometedora, viene del investigador español Juan Carlos Izpisúa.
“Existen más similitudes entre el cerdo y el hombre que entre la rata y el ratón“. Ésta era una de las conclusiones que Alan Archibald, genetista de la Universidad de Edimburgo (Escocia), extraía tras secuenciar el genoma de una especie porcina hace menos de dos años. La anatomía, la fisiología y la genética entre nosotros y el cerdo es muy parecida. De hecho, son muchas las sustancias del organismo porcino que se utilizan con fines médicos, como la insulina, una hormona esencial para los diabéticos.
Diferentes investigadores trabajan en esta linea wwwelmundo.es
Así se crearán órganos humanos en cerdos
Gráfico: Isabel González | Fuente: Elaboración propia | Realizado 10/04/2014
Un apasionado de la biociencia
Juan Carlos Izpisúa (Hellín – Albacete, 1960) es un bioquímico y farmacéutico de formación que lleva dedicado más de media vida a la investigación. Sus logros le llevaron en 1993 al Instituto Salk de San Diego donde dirige el Laboratorio de Expresión Génica y en 2004 a la dirección del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona, donde dimitió el pasado mes de enero por falta de apoyo institucional. A la pasión por encontrar soluciones para enfermedades incurables y la perseverancia que le lleva a trabajar 15 horas diarias, se une ahora un interés personal: una enfermedad autoinmune le está destruyendo sus riñones. Pero su finalidad no es egoísta, pues no busca un terapia para su sistema inmunológico, sino que va más allá. «Estar cerca de otros pacientes me motiva todavía más».
Un buen artículo. Necesitamos gente apasionada de la vida y de su profesión. Saludos a tod@s.
Gracias Bego ,vosotros sois la motivacion.