Tras leer un articulo de Mateo Lafragua ( en Zaraobe Digital) y ponerme en contacto con él, me parece oportuno publicarlo ya que es un tema que creo es de actualidad y nos debe hacer reflexionar .
En muchas ocasiones hablamos de turismo sanitario para situar a personas que se ven obligadas por las circunstancias a visitarnos para conseguir un tratamiento que les pueda salvar la vida o simplemente facilitársela. En ocasiones son niños con patologías muy complicadas, imposibles de tratar en sus países de origen y que recalan en nuestra sanidad por medio de alguna O.N.G. Estos niños viven en la pobreza extrema, en un medio hostil y sin ninguna posibilidad de tratamiento por el determinante hecho de su lugar de nacimiento. Son niños anónimos que pasan a ser portada de los medios de comunicación por unas horas y que sencillamente reflejan que por cada uno que tiene la suerte de acceder a nuestra sanidad son miles los que mueren por falta de asistencia sanitaria.
En demasiadas ocasiones nuestra falta de solidaridad nos lleva a una crítica desaforada porque algunas personas acudan a una sanidad que les puede salvar la vida; en el caso de los niños solemos ser más flexibles y, tal vez, más sensibles. Pero, si los necesitados fuésemos nosotros por la simple circunstancia de nuestro lugar de nacimiento ¿Cómo reaccionaríamos?, ¿acaso no actuaríamos de la misma forma y manera? Si fuera un hijo nuestro al que sabemos que podemos salvar la vida ¿no lo intentaríamos por todos los medios? Algo que no hemos podido elegir, algo tan sencillo como es nuestro lugar de nacimiento puede determinar que nuestra vida se desarrolle en la peor de las miserias y o en la mejor de las suertes;extraña paradoja.
Los que vivimos con una enfermedad crónica grave, hemos pasado y superado momentos de sumo peligro por el simple hecho de “nacer o vivir aquí”. Tal vez no sepamos mucho del dolor ajeno, pero sí del sufrimiento propio y con solo vernos reflejados en el espejo vemos la gran diferencia entre el “allí” y el ”aquí”. Supongo que el mero hecho de padecer una enfermedad grave explica que podamos entender a esas otras personas que también la sufren y no pueden acceder a su tratamiento; tal vez la empatía que podamos sentir por el igual nos hace que veamos con sus propios ojos su lucha por sobrevivir. Que intenten acercarse a nosotros sin ningún medio ya demuestra sus ganas de vivir; después tendrán que superar una carrera de obstáculos sin fin, contactar con nuestra sanidad, la normativa sanitaria, la barrera del idioma, el desarraigo, la miseria y la indiferencia, tal vez para no conseguir su objetivo.
Existe una página en internet llamada, “Cruces contigo en la enfermedad renal” (con pinchar “nefro cruces” en el buscador, aparece), esta página creada por los profesionales sanitarios de Nefrología del Hospital Universitario de Cruces da información muy variada sobre esta enfermedad. En ella hay un apartado titulado EXPERIENCIAS, donde los pacientes renales podemos contar nuestras experiencias en nuestra obligada convivencia con nuestra enfermedad. La Insuficiencia Renal Crónica en la actualidad no tiene cura definitiva, tan solo tratamiento por medio de la diálisis en sus distintas formas y la esperanza de los pacientes está en que llegue cuanto antes el ansiado trasplante que es lo que te permitirá vivir varios años con una calidad de vida más que aceptable. En muchas ocasiones esas experiencias son muy duras de contar y, por qué no, de leer; son experiencias vividas desde distintas perspectivas, en ocasiones duras; otras emotivas, desgarradoras, saliendo siempre desde muy adentro, pero todas ellas coinciden en el agradecimiento a los profesionales sanitarios, la familia… y a los anónimos donantes de órganos que son la parte importante e imprescindible para poder hablar sobre nuestra supervivencia. Esta mezcolanza entre el “allí” y el “aquí” viene dada porque en ocasiones se nos llama luchadores infatigables y otros altisonantes calificativos, pero en el caso de haber nacido allí, hoy seriamos simples recuerdos en el mejor de los casos.
Si a nosotros que disfrutamos de una buena sanidad nos califican de luchadores y el simple azar de haber nacido aquí es lo que nos ha permitido seguir viviendo, qué palabra, qué adjetivo podemos utilizar para llamar a aquellos que ni siquiera tienen la oportunidad de contarnos sus experiencias, una imposibilidad total de acceder a la sanidad y, lo que es más grave, no se les deja ni el espacio ni la libertad que les permita tener esperanza. La negación a la sanidad en demasiadas partes del mundo significa dolor, miseria y muerte. La ausencia sanitaria y el hambre son dos componentes que en la mayor parte de las ocasiones van unidas. No deberíamos con nuestras actitudes o indiferencia ser ni cómplices ni condescendientes.
Zaraobe digital.com Mateo Lafragua
Somos unos privilegiados por vivir dónde vivimos y tener lo que hasta ahora hemos necesitados, no nos podemos comparar a esos países que día a día se mueren de hambre, solos y sin asistencia sanitaria y de ningún otro tipo. Siempre ha habido clases y eso lo vemos todos los días en la calle.
Feliz fin de semana