LA FALTA DE ADHERENCIA AL TRATAMIENTO INMUNOSUPRESOR TIENE CONSECUENCIAS SEVERAS E IRREVERSIBLES
Un famoso nefrólogo tejano ( Dr Kahan) decía hace muchos años que no hay rechazo crónico , que había que llamarlo falta de toma de medicación inmunosupresora. En Estados Unidos la falta de adherencia al tratamiento inmunosupresor es un problema socioeconómico de primer nivel. Hace unos pocos años el presidente Obama ( antes de que se aprobara la ley de Sanidad) propuso en el Congreso que se ampliara el pago de los inmunosupresores, por parte del Medicare ( la Seguridad Social de USA) a toda la vida de las personas trasplantadas y no solo a los tres primeros años. El capítulo 4º de las Guías Americanas del trasplante renal se titula así: COMO ABARATAR LA INMUNOSUPRESION. La pérdida de injertos por este motivo de falta de cumplimiento tiene como consecuencia el regreso a diálisis en el caso del trasplante renal y la muerte en los trasplantes cardíaco, hepático y pulmonar. Afortunadamente en Europa el sistema contempla el pago de la inmunosupresión por parte de los sistemas nacionales de salud ( de distintas maneras en cada país). Pero a pesar de esto sigue habiendo falta de adherencia al tratamiento o si queréis falta de concordancia entre lo prescrito y lo que se toma.
Estudiando las personas trasplantadas en el Hospital Universitario de Cruces hemos detectado 40 casos de pérdida de injerto por toma incorrecta e incompleta de la medicación: 27 varones y 13 mujeres, con una edad media de 32,5 años ( con un rango de 19 a 68 años). El tiempo que llevaban trasplantados era de promedio 6 años ( con un mínimo de 50 días y un máximo de 19 años). Solamente una persona no había recibido diálisis antes del trasplante ( se hizo el trasplante en la edad pediátrica)
Los perfiles de falta de toma de medicación son variados. Está el olvido esporádico, el no tan esporádico y el abandono total de una o varias pastillas de forma brusca.
¿POR QUE SUCEDE ESTO? Vaya por delante manifestar que seguir un tratamiento crónico que sabemos que debe durar toda la vida es difícil y hay variadas razones para la falta de adherencia:
- Los efectos adversos, que pueden ser serios que limitan nuestra vida o cosméticos porque nos sale acné y nos vemos muy feos. Se sospecha que la cantidad de personas ( sobre todo jóvenes y adolescentes) que abandonan o espacian el intervalo de toma de prednisona es muy alto
- La sensación de que no pasa nada por dejar de tomar algún día el medicamento ( es verdad que muchas veces no pasa pero cuando pasa el resultado es catastrófico). Esto También es más frecuente en adolescentes y jóvenes que dejan de estar tan controlados por sus padres
- La cantidad de pastillas que se tiene que tomar. Hace unos años en un estudio realizado con la colaboración de ALCER España la media de comprimidos era 11 al día.
- La falta de priorización por parte de los profesionales . No es lo mismo dejar de tomar un inmunosupresor que la vitamina D. Pienso que hay que difenciar el rango de la importancia de una medicación en la hoja de tratamiento y escenificarla en la consulta.
- La falta de empatía de los profesionales frente a las quejas de los diferentes efectos adversos.
- Los diversos momentos de la vida de una persona influyen en la percepción que tenga a la hora de priorizar la toma de la medicación. Los momentos de depresión o ansiedad pueden llevar al abandono del tratamiento
¿ Qué consecuencias tiene el abandono de la medicación inmunosupresora?. La respuesta es fácil : La pérdida del injerto por fenómenos inmunológicos agudos y crónicos que se producen en nuestro organismo y se controlan con los medicamentos. La persona puede quedar hiperinmunizada con lo que buscar un segundo o tercer riñón será más difícil. Esos segundos injertos tiene menos supervivencia. Además hemos empleado un lecho quirúrgico y si ha habido complicaciones urológicas hemos podido emplear parte de las vías urinarias propias en repararlo. Junto al impacto físico y emocional que tiene el regreso a diálisis la falta de adherencia tiene un coste económico considerable.
¿PODEMOS HACER ALGO?
1-Saber que el problema existe y que es más frecuente de lo que pensamos.
2-Intentar cuantificarlo, bien con preguntas directas, midiendo la variabilidad de los niveles de la medicación inmunosupresora y si vemos que es alta tomar medidas . Si es posible sistematizar su búsqueda .
3-Intensificar el seguimiento. La cita ideal clínica y analítica sería, para jóvenes y adolescentes, al menos cada dos meses y si detectamos algo reforzar los controles ( incluso en momentos puntuales hacerlos cada semana)
4– Informar mucho. Tener tiempo para explicar los tratamientos. En la educación y en la detección de problemas de adherencia es fundamental la Enfermería en su función educadora
5-Tener en cuenta los efectos adversos y la importancia que tienen para dentro de lo posible emplear la combinación más confortable y segura . Los cambios y las pruebas de distintos tratamientos generan mucho tiempo de dedicación para detectar y resolver todos los problemas que surjan.
6-Estar atentos a los cambios vitales. Tanto cambios de etapa ( de la niñez a la adolescencia, de la adolescencia a la juventud) como baches emocionales
Creo que entre todos podemos conseguir esa concordancia entre lo prescrito y lo tomado para evitar pérdidas de injerto que siempre son dramáticas
Autora Sofia Zarraga Larrondo (Jefa Clinica del servicio de Nefrologia de el Hospital Universitario de Cruces)